viernes, 23 de octubre de 2009

¿El diseño importa?

Por Paola Aguirre

Las ciudades son organismos no solamente destinados a ser funcionales y productivos, sino también disfrutados.
-Richard Moe, President of the National Trust for Historic Preservation


Cambridge, Massachussets.


La influencia del diseño en que los espacios sean exitosos (o por lo menos utilizados) es un aspecto que la mayoría de los que dedicamos nuestros días (y noches) a esta disciplina consideramos fundamental. Creemos en la forma física y su poder sobre la conducta de la gente. Pero, ¿será posible sostener o generalizar esta posición? ¿Porqué en algunas ciudades el diseño funciona (o parece funcionar) como catalizador del espacio público y en otros resulta ser complemente ajeno a su éxito?

Esta inquietud por el espacio público y el diseño surge del caso de mi natal Chihuahua. Ciudad media del norte del México (800,000 hab), a 360 km de la frontera con EU. Una ciudad con la mayor de las aspiraciones en convertirse en una gran capital, moderna, productiva, innovadora. Sin embargo hasta ahora con una gran tendencia a imitar un modelo urbano desarrollado por nuestros vecinos tejanos, con fuertes características de dispersión y en consecuencia, costoso. Un modelo urbano que tambalea por lo difícil que en esta crisis económica resulta mantener tanto para el sector público como privado en todos los aspectos de inversión y operación que cualquier ciudad implica. Una ciudad donde solo el 1.5% de su superficie son áreas verdes y el 42% son calles. Una ciudad donde el 50% de sus habitantes dedica el fin de semana para hacer compras y solo el 6% para hacer deporte. Una ciudad donde solo el 14% de los viajes se hacen en transporte público. Una ciudad con una incipiente (me atrevería a decir casi nula) red de espacio público. ¿Cómo puede el diseño hacer la diferencia en una ciudad con estas características? El tema del diseño parece insignificante ante la ausencia de muchas otras cosas que la realidad urbana de una ciudad como Chihuahua no ofrece.

Seguramente esta situación no es exclusiva de Chihuahua. Lo puedo afirmar. Muchas otras ciudades mexicanas y del mundo, verán su realidad reflejada en estas características. Pero volvamos al tema del diseño. Ahora que tengo la oportunidad de vivir en Cambridge (Massachussets), aunque completamente en otro contexto social y econòmico, veo que el diseño resulta fundamental para proporcionar aspectos básicos de seguridad y confort para TODOS sus usuarios. Si, chihuahuenses, también hay otros usuarios de la ciudad además de los autos, y se llaman peatones. La gente camina, cuando hay banquetas que invitan a caminar. Ahora que también soy ciclista, veo la enorme diferencia que hace una raya pintada en el pavimento para señalar el espacio para la bicicleta. Entonces, sí, el diseño sí importa y si puede hacer la diferencia. Sin embargo, creo que el principal criterio del diseño urbano, más allá del glamour formalista, debe ser proporcionar un espacio seguro y digno para todos sus usuarios. Ciertamente, no es la solución para que todo funcione, pero puede empezar a hacer la diferencia.




Kevin Lynch (por cierto, Cambridge es la tierra de K.L.) reflexiona tanto en “La Imagen de la Ciudad” (1960) y “La Buena Forma de la Ciudad” (1981) sobre aquellos aspectos intangibles y basados en la percepción humana de la ciudad, que realmente representan la diferencia entre un sitio y otro; Lynch habla de vitalidad, de sensaciones, de texturas, de redes, pero también argumenta que “la forma física no juega un papel significativo en la satisfacción de valores humanos importantes”. Sin embargo, creo que realmente es donde el tema del diseño adquiere relevancia y sentido. Creo que el diseño importa cuando se vuelve parte de esta intención de disfrute, más allá de capricho o de estética. El diseño importa cuando se vuelve parte de la memoria o de la sensación de un lugar y no sólo de un escenario.